Hace ya tiempo que mi vida cobró sentido al enfocarla a darle sentido a la tuya. Hay un concepto básico, a mi modo de ver, que hace que la gente se sienta más feliz, más plena, más realizada, más saludable… más apasionada con su vida. Ese concepto es el de ser coherente con uno mismo.
La coherencia implica que lo que pienso, digo, siento y hago lleven una misma dirección. Sentirte coherente elimina la culpa, el cargo de conciencia y muchos otros lastres que nos hacen avanzar con el freno de mano echado. Se trata de un camino de valientes guerreros, pero un camino en el que es posible avanzar siguiendo unas pautas o claves.
1.- Conócete a ti mismo
Es fácil decirlo y no tanto averiguarlo. Se trata de entender quiénes somos de verdad y no quiénes nos dicen los demás que somos. Vivimos en una sociedad donde todo se etiqueta. Nos etiquetan por cómo vestimos, por cuál es nuestro trabajo, por lo que tenemos, en función de qué círculos sociales nos movemos, por nuestra ideología política o religiosa… ¡Todo son etiquetas! pero las etiquetas no reflejan lo que somos.
2.- Pregúntate qué es lo que quieres
Hay que entrar en uno mismo para ver qué queremos. No movernos para conseguir aprobación externa o buscando el camino más fácil y esto nos lleva por caminos que en muchas ocasiones nos producen sufrimiento. Ante disyuntivas que se te presenten en tu vida, hazte esta pregunta: ¿esto es lo que quiero? y entonces, obsérvate, pon atención a las emociones que te provoca. Si sientes ligereza, no lo dudes. Si por el contrario te produce pesadez, ese no es tu camino.
3.- Examina tu estilo de vida
Llegados a este punto necesitamos pararnos. Tomar conciencia de cómo es nuestro estilo de vida para ver si pega con quiénes somos y con lo que queremos.
4.- Practica la asertividad
Si no sabes decir que no, nunca sabrás poner límites y por tanto no sabrás hacerte respetar. Esto nos pasa más a menudo de lo que imaginamos, en la familia, en el trabajo, en una relación, … y es que caemos en la trampa de pensar que ofendemos al que tenemos enfrente (jefe, cliente, socio, pareja, familia) si le decimos a algo que no. Debemos trabajar el músculo de la asertividad poniendo límites y expresando lo que pensamos aunque la situación pueda ser incómoda. Si no hacemos esto, la frustración y el resentimiento se acumulan en nuestro interior y se convierten en puro veneno.
5.- Deja atrás lo que ya no te sirve
A veces, implicará dejar personas, trabajos, lugares o cosas, pero debemos tener la certeza de que dejándolos pasar, nuestra mochila será más ágil y nos permitirá avanzar con paso firme en la vida, evolucionar y buscar cosas nuevas y diferentes.